Las masonerías en el mundo contemporáneo. Séptima entrega. La masonería en Brasil
A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.
Libertad Igualdad Fraternidad
LAS MASONERÍAS EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
La masonería latinoamericana
(Capítulo segundo)
H.·. Oscar Figueredo
M.·.M.·.
Log.·. José Martí Nº 125
Los masones que provenimos de los países de habla castellana del resto de América, al entrar en contacto con la realidad masónica de la República Federativa del Brasil, usualmente nos sorprendemos ante la diversidad de organizaciones masónicas, calificadas como “regulares”, que comparten el mismo territorio y que mantienen entre sí diversos niveles de relacionamiento y reconocimiento.
El Universo Masónico brasileño asciende, en tres tipos de organizaciones, aproximadamente a más de 200.000 miembros, lo cual implica que es hoy la nación con más masones en América Latina y tercera o segunda en el mundo. Es un fenómeno único que requiere ser estudiado, pero ello exige introducirse, en primer término, en la historia de Brasil y de la Masonería brasileña.
El contexto histórico de Brasil
A fines de 1807, el Príncipe Regente de Portugal, el Duque de Braganza (luego João IV), quien sustituía en el gobierno del reino a su madre, la reina María I (aquejada de una enfermedad mental); por motivos de seguridad se trasladó a Brasil con la reina y los demás miembros de su familia, así como también gran parte de la corte: huían de los franceses, que habían invadido el país. En el lapso posterior gobernó Portugal un Consejo de Regencia.
Un tiempo después, los ingleses derrotan a los franceses en Portugal y comienzan a gobernar el país en nombre de João VI y con su consentimiento, pero éste permanece en Brasil y no retorna a Portugal, reconociéndoles, en ese entonces, a los comerciantes británicos el acceso directo a Brasil; lo cual termina, finalmente, por acelerar el proceso de independencia de la colonia.
La guerra napoleónica causó terribles estragos en Portugal, pero la familia real permaneció en Brasil, que en ese entonces superaba a la metrópoli, en población e importancia comercial. Por una ley de diciembre de 1815, Brasil alcanzó el estatus de reino y obtuvo, en teoría, los mismos derechos jurídicos que Portugal, al conformarse el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve.
En Brasil se fundó un completo aparato burocrático y administrativo, también una serie de nuevas instituciones: escuelas superiores, hospitales, el Jardín Botánico, la Imprenta Regia y el Banco de Brasil, entre otras.
La reina María I muere en 1816, en Río de Janeiro, y el rey João VI asume el trono del reino de Portugal, Brasil y Algarve, en ese mismo año de 1816 y en la misma ciudad de Río de Janeiro, que pasó a convertirse en la capital del reino. Sin embargo, a partir del año 1817 ocurren levantamientos revolucionarios en Brasil (Recife) y posteriormente en Portugal (Porto), que tuvieron trascendencia en los hechos y que más adelante en este trabajo se explicará.
Formación del pensamiento liberal y republicano
Debido a la carencia de universidades, los hijos de las familias con recursos de Brasil eran enviados a estudiar a Europa, normalmente a la Universidad de Coimbra en Portugal o a la Universidad de Montpellier en el Sur de Francia. Allí, estos jóvenes entraron en contacto con las ideas revolucionarias y los nuevos conceptos liberales; esto propició que muchos de ellos se afiliaran a alguna organización secreta, que constituía, en ese entonces, el único medio de poder canalizar y desarrollar sus inquietudes.
Antes de que se fundaran en Brasil las primeras Logias Masónicas, la Masonería como filosofía, influía –indirectamente– en la formación de la nueva sociedad brasileña. Se establecieron, así, clubes literarios, academias y grupos patrióticos que realizaban actividades artísticas e intelectuales que permitían difundir las nuevas ideas que terminaron por germinar en los movimientos emancipadores.
En la Universidad de Montpellier estudiaron entre 1767 y 1793 un número importante de jóvenes brasileños, sobre todo en la Facultad de Medicina, de acuerdo a lo que se relata en la tesis académica denominada A INFLUÊNCIA POLÍTICA DA MAÇONARIA NO PERÍODO DA PRÉ-INDEPENDÊNCIA DO BRASIL.
Entre ellos se encontraba Manuel de Arruda Cámara (ex sacerdote carmelita y médico formado en Montpellier), quien fue el fundador del Areópago de Itambé. Si bien no era una logia masónica, tenía esa orientación y contaba entre sus miembros con varios masones. Esa academia, fundada en 1796, se encontraba localizada entre los estados de Pernambuco y Paraíba y, aunque tuvo una vida efímera, pues fue clausurada en 1801 por “Órdenes Superiores”, sus integrantes replicaron, posteriormente, su estructura en otras organizaciones.
Los levantamientos de Pernambuco (Brasil) y de Porto (Portugal)
El 6 de marzo de 1817 se desató la Revolución Republicana que sacudió para siempre los cimientos del imperio portugués en Brasil.
La instalación de la Corte portuguesa en Río de Janeiro había significado la creación de nuevos tributos, para financiar su sostenimiento. Por su parte, la apertura comercial determinada por el Rey a favor de los británicos, implicó que, por ejemplo, la caña de azúcar de Pernambuco compitiese, en el mercado brasileño, con la importada de Jamaica por los ingleses; algo similar ocurría con el algodón, traído desde el sur de Estados Unidos.
El descontento generado culminó por provocar una sublevación en las provincias de Pernambuco, Paraíba, Río Grande del Norte y Ceará, que fueron a las armas contra el gobierno colonial y establecieron en Recife, el “Primer Gobierno Republicano” de Brasil. El principal dirigente fue Domingos José Martins, un comerciante masón supuestamente iniciado en Londres a través de Francisco de Miranda e Hipólito José Da Costa, en la Gran Reunión Americana (véase Las Masonerías en el mundo contemporáneo- Sexta entrega, La Masonería Latinoamericana, capítulo 1).
El Gobierno Republicano, instalado en Recife, tuvo corta duración, sólo un poco más de tres meses; pero fue suficiente para demostrar al gobierno colonial que el pueblo exigía cambios radicales y que estaban dispuestos a sacrificarse por ello.
La represalia al Movimiento Revolucionario fue sangrienta. En pocos días, 618 revolucionarios fueron ejecutados de una manera cruel y salvaje.
En 1818, después de la Revolución Pernambucana, João VI, prohibió las sociedades secretas en el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve.
En 1820 la Revolución de Porto (Portugal), de carácter liberal, que contó con la participación protagónica de miembros del Gran Oriente Lusitano y de muchos militares, consiguió expulsar a los ingleses. Así se estableció un gobierno provisional, elaborando una Constitución también provisional (inspirada en la Constitución española de 1812) e imponiéndole al rey João VI tres exigencias principales: a) que aceptara la Constitución, b) que aceptara el nuevo Gobierno y c) que retornara de inmediato a Portugal junto con su familia.
João VI aceptó las exigencias y retornó a Lisboa el 24 de abril de 1821, llevándose todo el tesoro y sumiendo a Brasil en una crisis económica y política sin precedentes. Dos días antes de partir, designó como Príncipe Regente de Brasil al príncipe heredero, su primogénito de 23 años de edad: don Pedro de Alcántara, Bragança y Borbón.
A las Cortes Portuguesas, que quería que Brasil volviera a su condición de colonia, no les agradó que don Pedro de Alcántara hubiera permanecido en el territorio americano; pues temían, no sin razón, que ocurriera lo que ya estaba sucediendo en otros países americanos, y que así Brasil se independizara.
Cronología de la Fundación de la Masonería en Brasil
Aun cuando se tienen noticias de que existían Logias fundadas en los últimos años del siglo XVIII (Cavaleiros da Luz, Bahía, 1797; Loja Unión-Niteroi, Río de Janeiro, 1800), a principios del siglo XIX se crearon Logias en Bahía, Pernambuco y Río de Janeiro normalmente subordinadas al Gran Oriente Lusitano o al Gran Oriente de Francia.
En 1815 se funda en Río de Janeiro la Logia Comercio e Artes. Según sus fundadores, el objetivo era transformarse en el centro de propaganda liberal en Brasil, demostrando los objetivos netamente políticos de la masonería brasileña de la época.
El fracaso de la Revolución Pernambucana de 1817 generó la prohibición del funcionamiento de las sociedades secretas, lo que condujo que esta Logia suspendiera sus trabajos hasta 1821 (24 de junio), cuando levantó columnas con el nombre de COMERCIO Y ARTES EN LA EDAD DE ORO, bajo el auspicio del Gran Oriente de Portugal.
Esta Logia se dividió en tres en 1822. De esta manera se fundaron las Logias UNIÓN Y TRANQUILIDAD No. 2 y ESPERANZA No 3 de Niteroi. Las mismas fundaron, el 17 de junio de 1822, el Gran Oriente Brasiliano o Brasilico.
Su primer Gran Maestro fue José Bonifacio de Andrade e Silva (Ministro del Reino de Negocios Extranjeros). El Primer Gran Vigilante fue Joaquim Gonçalves Ledo (periodista y político, promotor de la independencia).
Luego de la declaración de independencia del 7 de setiembre de ese mismo año, el Gran Maestro fue sustituido por el príncipe regente y posterior Emperador Don Pedro I. Ante la existencia de un enfrentamiento de los grupos liderados respectivamente por José Bonifacio de Andrade e Silva y Joaquim Gonçalves Ledo, el Gran Maestro y Emperador Don Pedro I, dispuso el 25 de octubre de 1822 la suspensión de los trabajos, hasta que lo contrario fuera dispuesto.
La Historia detrás de la Historia
Unos meses después de la salida del Rey João VI de Brasil, se reinstala la Logia COMERCIO Y ARTES EN LA EDAD DE ORO, siendo su Venerable Maestro Joaquim Gonçalves Ledo.
Cuando se forma la primera Obediencia Masónica Brasileña, el Gran Oriente Brasiliano o Brasilico se elige por aclamación como Gran Maestro a José Bonifacio de Andrada y Silva, como Gran Maestro Adjunto al Mariscal Joaquim de Oliveira Alvares, como Primer Gran Vigilante a Joaquim Gonçalves Ledo y como Gran Orador al Padre Januario da Cunha Barbosa, quienes serán, junto con el Príncipe Don Pedro, los grandes protagonistas de la Independencia.
El Gran Oriente Brasilico (GOB) en ese entonces estaba dividido en dos tendencias, conocidas como la Masonería Roja y la Masonería Azul. La Masonería Roja, de tendencia republicana, era encabezada por Joaquim Gonçalves Ledo; la Masonería Azul, de tendencia monárquica constitucional y parlamentaria, era conducida por José Bonifacio de Andrada.
Gonçalves Ledo tenía mayoría dentro del GOB, pero Bonifacio de Andrada era la persona de confianza del Príncipe. El grupo republicano se posicionó, al inicio, a favor de las Cortes Portuguesas que pretendían que el Príncipe Pedro de Alcántara retornara a Portugal, ya que suponían que de tal manera sería más fácil alcanzar la independencia. Especulaban que el Gobierno Central de Brasil se desplomaría y las Regiones se rebelarían, proclamándose diferentes repúblicas independientes.
Los monárquicos con Bonifacio de Andrada a la cabeza se movilizaron e hicieron llamamientos a la población para que Don Pedro se quedara como garantía de una posible independencia. Los republicanos cambiaron su estrategia y se adhirieron a los monárquicos, trabajando de forma conjunta durante un tiempo.
En todo este proceso, como no existían los partidos políticos, las logias masónicas se comportaban como incipientes organizaciones políticas. De hecho, en algunas de ellas, cuando se ingresaba y se juraba luchar por conseguir la independencia.
Los principales opositores a este proceso eran los comerciantes de Porto (Portugal), que pretendían recuperar el monopolio del comercio con la ex colonia. Don Pedro como Regente constituyó un primer gobierno formado solo por brasileños (masones en su mayoría). Designó como Ministro del Reino (Primer Ministro), Justicia y Extranjero a José Bonifacio de Andrada, que tuvo como primer objetivo restaurar la unidad brasileña que un Decreto de las Cortes había eliminado, y para ello convocó a un Consejo de Estado de las Provincias de Brasil.
Dia do Fico
La expresión “Dia do Fico” se debe a una frase célebre de Don Pedro, pronunciada el 9 de enero de 1822. Unos días antes (en diciembre de 1821), el entonces Príncipe Regente, había recibido unas comunicaciones de la Corte de Lisboa en la que se exigía su inmediato retorno a Portugal. Eran los famosos Decretos 124 y 125.
Las Cortes Portuguesas hacía tiempo que insistían en esta idea, pues –como hemos expresado– pretendían recolonizar Brasil y la presencia de Don Pedro impedía tal propósito.
El episodio “do Fico” que implicaba la desobediencia de los decretos señalados fue organizado por los masones José Joaquim de Rocha (fundador del GOB e integrante de la Logia Comercio y Artes) y José Clemente Pereira (también fundador del GOB e integrante de la Logia Unión y Tranquilidad).
A fines del mes de diciembre de 1821 habían existido expresas manifestaciones de los “paulistas”, liderados por José Bonifacio, y de los “fluminenses”, en este caso a través de un encendido discurso del Orador de la Logia Comercio y Artes en el que se le requería a Don Pedro que permaneciera en Brasil y declarara suspendidos los efectos, de los dos decretos indicados.
El día 9 de enero de 1822, en la Sala del Trono, el masón José Clemente Pereira, Presidente de la Cámara del Senado pronunció un inflamado y contundente discurso en el mismo sentido, a lo que el Príncipe Regente Don Pedro, respondió y proclamó la frase que posteriormente se hiciera célebre: «Se é para o bem de todos e felicidade geral da Nação, estou pronto! Digam ao povo que fico» (Si es para el bien de todos y la felicidad general de la Nación, estoy pronto! Díganle al pueblo que permanezco).
Sostiene el autor Vital Lopes Cordeiro, en la obra A INFLUÊNCIA POLÍTICA DA MAÇONARIA NO PERÍODO DA PRÉ-INDEPENDÊNCIA DO BRASIL (2008), ya citada, que detrás de este episodio del “Dia do Fico” existió una articulación de la Masonería Roja (brasileña y portuguesa), para obligar al Príncipe Regente a retornar a Portugal, y una reacción inmediata de la Masonería Azul, que sentó las bases del movimiento que redundaría en el “Fico”.
Por su parte, en mayo de 1822, los masones “fluminenses” de la Logia Comercio y Aretes de Río de Janeiro, dominada por Gonçalves Ledo, decidió ofrecer a Don Pedro el título de Protector y Defensor Perpetuo de Brasil. Don Pedro aceptó el título, aunque pidió que se eliminara el calificativo de “Protector”, por lo que fue designado como el “Defensor Perpetuo de Brasil”.
En este mes se originó otro conflicto entre los partidarios de Bonifacio de Andrada y de Gonçalves Ledo. Los segundos (Republicanos-Masonería Roja) eran partidarios de convocar una Asamblea Constituyente que tendría como misión elaborar la primera Constitución brasileña. Los primeros (Monárquicos- Masonería Azul) eran contrarios a esta idea, en ese momento. Pero Gonçalves Ledo, que desde el año anterior publicaba un periódico denominado Reverbero Constitucional Fluminense, que también conducía el Padre Januario da Cunha Barbosa (otro masón), movilizó la opinión pública y al resto de la prensa en defensa de la convocatoria. Don Pedro terminó por acceder a las presiones y convocó a la Asamblea; aunque ésta no se reunió sino hasta un año después, en mayo de 1823.
El día 2 de junio de 1822, Bonifacio fundó una organización denominada “El Apostolado”, que era semejante a la Masonería, aunque con un estilo más carbonario. Su jefe, con el título de Arconte-Rey, fue Don Pedro. Uno de los lemas de El Apostolado de la Noble Orden de los Caballeros de la Santa Cruz era, significativamente, “Independencia o Muerte”. Gonçalves Ledo y los principales líderes del movimiento emancipador eran miembros.
A principios de agosto de 1822, José Bonifacio de Andrada propuso el ingreso de Don Pedro a la Masonería, quien fue iniciado el 2 de agosto de 1822, adoptando el nombre simbólico de Guatimozin. De acuerdo a lo que emerge del Acta transcripta por José Castellani en su obra Historia del Gran Oriente de Brasil, en tal ocasión estuvo presente el masón oriental Lucas José Obes, representante de la Provincia Cisplatina.
Tres días después (el 5 de agosto de 1822), Gonçalves Ledo propuso que Don Pedro, que integraba el cuadro de miembros activos de la Logia Comercio y Artes de Río de Janeiro, fuera elevado al grado de Maestro.
Relatan algunos historiadores que el 20 de agosto de 1822, en un inflamado discurso en la Logia Comercio y Artes, Gonçalves Ledo proclama la Independencia de Brasil.
A fines de ese mes de agosto, Don Pedro, a instancias de Bonifacio de Andrada se trasladó a San Pablo, para asegurarse del apoyo de los “paulistas” y neutralizar algunos levantamientos que habían ocurrido, dejando a su esposa, la Archiduquesa María Leopoldina de Austria, al frente del Consejo de Regencia. En ese entonces, se recibieron comunicaciones de las Cortes Portuguesas que calificaban al gobierno de Don Pedro como traicionero e informaban que se estaban despachando más tropas hacia Brasil para asegurar, por la fuerza, la obediencia al Rey Juan VI.
La Archiduquesa de Austria o Doña Leopoldina (como se la conocía) convocó al Consejo de Estado el 2 de setiembre, del cual formaba parte Gonçalves Ledo. Allí se acordó enviar las comunicaciones recibidas de Portugal a Don Pedro, pidiéndole que declarara la Independencia; quien luego de tomar conocimiento de las cartas, proclamó la separación de Brasil de Portugal con el famoso grito dado a orillas del Río Ipiranga: “Independencia o Muerte”. Era el 7 de septiembre de 1822.
El 12 de setiembre el Gran Oriente Brasilico decide en Asamblea proclamar a Don Pedro como rey constitucional de Brasil, enviando emisarios a todas las provincias.
Entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre de 1822 Gonçalves Ledo organizó una jugada política en contra de José Bonifacio, para desplazarlo de la cúpula del Gran Oriente. El 4 de octubre, el príncipe Don Pedro fue elegido como Gran Maestro, pasando José Bonifacio a desempeñarse como Gran Maestro Adjunto. Según Castellani (Historia do Grande Oriente do Brasil), se trató de un verdadero golpe de estado en la interna del Gran Oriente y un episodio más de la puja existente entre las facciones conocidas por Masonería Roja y Masonería Azul.
Don Pedro aceptó el cargo en el momento y ese mismo 4 de octubre fue instalado como Gran Maestro del Gran Oriente. El día 12 de octubre (fecha de su cumpleaños), Don Pedro fue aclamado como Emperador de Brasil, con el nombre de Pedro I, y fue coronado el 1 de diciembre de aquel año.
Solamente tres provincias se adhieren a la Independencia: Río de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais. Por su parte, Bahía y Pernambuco, que tenían tropas portuguesas en sus territorios, no lo hicieron. Las provincias de Pará, Maranhao, Piauí y Alagoas también se mantuvieron fieles a Portugal. La Provincia Cisplatina (actual Uruguay, ocupada por un regimiento portugués), tampoco.
La situación para Pedro I era bastante complicada con su Imperio quebrado. Los portugueses centraron su ofensiva en Salvador (Bahía), enviando grandes contingentes de tropas y armas; pero en julio de 1823 los portugueses, abandonaron Salvador, después Maranhão, Pará y finalmente todo el Nordeste. A final de ese mes de julio de 1823, las Cortes portuguesas fueron disueltas y su ejército regresó para Europa. La guerra había finalizado y la Independencia estaba consumada.
Volviendo a 1822, el 21 de octubre Pedro I como Emperador y Gran Maestro del Gran Oriente manda a Gonçalves Ledo que suspenda los trabajos del Gran Oriente. Entre los días 21 y 24 Gonçalves Ledo había mantenido contactos con el Gran Maestro del GOB para evitar este desenlace, sin ningún resultado aparente. Cuando recibe el mandato, los acontecimientos políticos manejados por el grupo de Bonifacio ya no le permitieron continuar con su actividad anterior.
Dos días después los hermanos Andrada (José Bonifacio y Martim Francisco que era Ministro de Hacienda) en una estrategia bien calculada presentaron su dimisión a Pedro I. Rápidamente los seguidores masones de los Andrada se movilizaron, presionaron y consiguieron que el Emperador los restituyera en los cargos. Los Andrada, fortalecidos por este acto, iniciaron desde el poder una investigación que desencadenó, de forma inmediata, en una fuerte represión contra el grupo de Gonçalves Ledo. Estos acontecimientos fueron conocidos con el apelativo de la “Bonifacia”.
Destacan algunos historiadores que Gonçalves Ledo había puesto las cosas fáciles a los hermanos Andrada, cometiendo un gran error cuando intentó imponerle a Don Pedro, en su aclamación como Emperador, un juramento previo de la Constitución que aún no había sido redactada y la firma de tres papeles firmados en blanco.
Gonçalves Ledo, consiguió escapar a Argentina, donde fue recibido con altos honores por la Masonería Local. José Clemente Pereira fue preso y el 30 de diciembre de 1822 fue deportado a Francia junto con Januario de Cunha Barbosa. Otros masones fueron presos y después liberados. Las logias acabaron sus trabajos y el GOB abatió columnas hasta 1831, año de la abdicación. Desde el gobierno se fomentó la idea de que la Masonería era la enemiga del emperador y de la Monarquía.
En mayo de 1823 se instaló la Asamblea Constituyente, el 7 de julio se amnistió a los líderes masónicos perseguidos y finalmente el 17 de julio de 1823, José Bonifacio se apartó del gobierno. El 16 de noviembre de 1823 Don Pedro clausuró la Asamblea Constituyente, ordenando la prisión de José Bonifacio, quien luego fue desterrado a Francia. Finalmente, en febrero de 1824, Don Pedro otorgó la primera constitución brasileña.
En 1825 Juan VI (el Rey de Portugal) declaró la independencia de Brasil, lo que fue ratificado por Pedro I en un decreto del 10 de abril del año siguiente. En marzo de 1826 murió Juan VI y Pedro fue reconocido como su heredero. Trató de ejercer la monarquía simultáneamente en Brasil y en Portugal, pero, persuadido por sus consejeros de que dichos planes eran irrealizables, abdicó la corona portuguesa en su hija doña María da Gloria, nombrando como regente a la infanta doña Isabel María; al mismo tiempo nombró heredero de la corona brasileña a su hijo Pedro. Finalmente, abdicó en 1831 y retornó a Europa.
Referencias:
- Masanés, Antonio. La Masonería y la Independencia de Brasil. Publicado en el Museo Virtual de la Historia de la Masonería.
- Cardoso Aveline, Carlos. A História Secreta da Independência.
- Castellani, José (2009). História do Grande Oriente do Brasil.
- Dotta Ostria, Mario (2006). Caudillos, Doctores y Masones. Montevideo: Ediciones de la Plaza.
- Moraleda Tejero, Juan Miguel. Juan VI, Rey de Portugal (1769-1826). La web de las biografías.
- Moraleda Tejero, Juan Miguel. Pedro IV, Rey de Portugal y I Emperador de Brasil (1798-1834). La web de las biografías.
- Gómez Álvarez, Bernardo. Andrada e Silva, José Bonifácio de (1763-1838). La web de las biografías.
- Lopes Cordeiro, Vital (2008). A INFLUÊNCIA POLÍTICA DA MAÇONARIA NO PERÍODO DA PRÉ-INDEPENDÊNCIA DO BRASIL. Brasilia-DF: CENTRO DE FORMAÇÃO, TREINAMENTO E APERFEIÇOAMENTO de la Cámara de Diputados de Brasil.