Masonería y Trascendencia (2008)
El título de este libro implica la concepción de nuestra Orden como una escuela de perfeccionamiento espiritual, en la cual prevalece la búsqueda interior, la transformación de la conciencia y el acceso a un conocimiento trascendente. Ello no significa que abandonamos los aspectos de la masonería que coadyuvan al cambio social con sentido de equidad y justicia; sino que, por el contrario, afirmamos que para que ello sea posible es necesario primero formar al Hombre Nuevo en espíritu y conducta.
En otros términos, primero debemos abocarnos a la construcción del Templo Interior donde mora la Divinidad, para así estar en condiciones de contribuir conscientemente al levantamiento de otras columnas del Templo de la Fraternidad Masónica Universal, para que albergue a todos los hombres del mundo de buena voluntad, sin distinción por raza, sexo, nacionalidad, creencia religiosa u orientación política.
Somos conscientes que al prevalecer la concepción iniciática se ponen en juego valores espirituales que actúan en niveles que escapan de la racionalidad. Los símbolos que jalonan el camino iniciático nos abren la puerta al campo metafísico y por ende a la posibilidad de acceder a los planos superiores de la Realidad única.
El verdadero fin de toda labor simbólica es la identificación suprema con la Unidad trascendente, y por ende el fin está siempre en el ámbito de la metafísica. El campo de trabajo de la metafísica comprende los aspectos de la realidad que no se pueden investigar empíricamente, es decir, aquellos que son inaccesibles a la investigación científica.
La metafísica es la ciencia fundamental de la filosofía. La metafísica pregunta por los fundamentos últimos del ser y de lo existente. Su objetivo es lograr una comprensión teórica de la esencia y de los principios últimos generales más elementales del ser. El ser humano posee la facultad del raciocinio; pero, al mismo tiempo, la trasciende. Por más distintiva que sea nuestra razón, no nos hallamos completamente definidos por ella.
La calidad de masón supone necesariamente la de «hombre libre y de buena conducta» (condición de admisión a la Orden), por ende su comportamiento ético debe estar fundado en valores morales. Es por ello que decimos que el objetivo de la masonería no es la formación de un profano bueno, sino de un Hombre Nuevo en espíritu y conducta. La condición de profano bueno es condición necesaria para ser iniciado, pero no es el objetivo del camino iniciático.
En otros términos: la moral es «la teoría razonada del bien y del mal» (Paul Faulquié). La moral es normativa, porque establece las normas que determinan qué es el bien y qué es el mal. La moral establece qué se debe hacer o no. Lo que se permite y lo que se prohíbe. Sin embargo, lo iniciático trasciende lo moral.
Masonería y Trascendencia
Alfredo Corvalán
Ediciones de la Fe, 2008